La importancia del fuego pasa por dos lugares principales. En un primer punto, podemos decir que al poder dominar el fuego, el ser humano comprendió que era superior al resto de los animales ya que ninguno de ellos podía hacerlo y por consiguiente la respuesta ante el fenómeno ígneo era de temor. Por otro lado, el fuego se convirtió en un bien muy preciado del ser humano por razones prácticas: le permitió cocinar sus alimentos, asegurándose así una mejor calidad de vida y una menor exposición a bacterias, enfermedades y virus. Además, el fuego le permitió abrigarse del frío y por lo tanto subsistir más aún en climas duros en los cuales antes no tenía mucha protección.
Hoy en día el fuego es lo que permite poner en funcionamiento muchas industrias y fábricas que requieren de este tipo de combustión para poder funcionar, además de ser la base de muchos productos como por ejemplo los petrolíferos.
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